Entendemos por discriminación individual aquella que se produce entre un individuo y otro. Es decir, cuando una persona trata de manera distinta y negativa a otra persona sin que exista una razón contextual diferenciada.
Hace referencia a la discriminación que surge de políticas institucionales. En estos casos, algunos supuestos favorecen de manera directa o indirecta a algunos individuos y perjudican a otros. Aunque las políticas de las instituciones deben ser justas para todos, esto no es siempre así.
Es una de las formas de discriminación más conocidas. Es la discriminación en función de la raza o la etnia a la que la persona pertenece. Ocurre cuando un individuo o un grupo tratan con interioridad a otra persona o personas de otra raza u otro origen. En la actualidad es patente la discriminación hacia los refugiados y en ello se basa el ascenso que están viviendo muchas fuerzas xenófobas en Europa o la victoria de Trump en EEUU.
Es otra de las formas de discriminación más conocidas, la persona que la practica infravalora a las personas del sexo opuesto. Las formas de discriminación sexista se manifiestan gracias al sistema heteropatriarcal, que establece que las mujeres están en una posición inferior respecto al hombre únicamente por el hecho de ser mujeres.
Ocurre cuando el motivo de discriminación es la edad. Suele llevarse a cabo, sobre todo, en los aspectos laborales, en los que se considera que la edad idónea para trabajar es aquella comprendida entre los 25 y los 45 años.
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